La existencia del agua es condicionante de las actividades humanas y aún de la propia vida.
La forma de la existencia del agua en la naturaleza ha determinado, en parte, los progresos o las decadencias de esos desarrollos.
El hombre tiene la capacidad de conocer científicamente en forma progresiva las características del medio natural, incluido el agua.
Promover, mantener y difundir ese conocimiento es una obligación de las sociedades civilizadas.
Por otro lado la posesión del conocimiento hidrológico será también útil en el planteo y solución de los problemas del uso del agua para actividades como riego, bebida, usos industriales, etc., determinando y pudiendo resolver los conflictos derivados del progreso de las necesidades sectoriales frente a una posibilidad limitada del uso del agua.
Por estas razones, incentivar el conocimiento hidrológico sistemático es un bien para las comunidades.